Esta semana la he pasado viviendo en una comunidad indígena del interior del estado, en la grabación de un documental. Se trata de una organización campesina que lucha por sus tierras y demanda mejores condiciones de vida. Salimos el domingo 11 y hemos vuelto hoy. El mismo domingo ya paramos en una de las comunidades del grupo (fueron un total de 11) Por las mañanas me llevaban los compas en coche a las diferentes comunidades (el jueves a caballo, ver vídeo más abajo y el viernes a pie) y por las tardes relax. El sitio es bien bonito, en medio de montañas y ríos. Así que mucho paseo, baños, aire puro. Me alojé en una casa de adobe hecha anteriormente por un voluntario y estuve genial, al margen de unos cuantos mosquitos cojoneros. Cada día una señora diferente me traía el desayuno y la cena, y la comida nos la ponían en cada una de las comunidades que visitábamos. Todo cultivado y producido por ellos, natural y hecho a mano 100%: maíz, tortillas, huevos, frijoles, tomates, pollo de rancho. Tan pobres y ofreciendo lo mejor que tienen. Gente muy humilde, sencilla y hospitalaria, tenían mucha curiosidad por conocer cosas de España y Europa y no paraban de preguntarme. Algunas de las comunidades realmente pobres, sin luz, agua, o carreteras. También deficiente la sanidad (muchos deben recorrer distancias largas por caminos muy malos para llegar a las clínicas donde a veces no se les atiende bien por ser pobres); otros aún no son dueños de las tierras que trabajan y les pagan muy poco y a duras penas pueden sacar a sus familias adelante. Pero aún así te ofrecían lo poco que tenían y siempre con una sonrisa en la cara. También nos contaron (Javi y Fer estuvieron el finde pasado) la persecución de la que son objeto por parte del gobierno, incluso algunos de ellos murieron en ataques o atentados, o quedaron en silla de ruedas. Y lo único que quieren es trabajar en paz y mejorar sus condiciones, pero apenas les hacen caso. En la comunidad en la que estuve (de las de mejores condiciones) la electricidad se la pusieron ellos y no tienen agua corriente (a bañar y lavar la ropa y los platos en el río) ya no hablemos de wifi o si tienen la Play o la Xbox. Al menos son dueños de sus tierras y son autosuficientes para comer. La educación más bien mal, sólo tienen hasta sexto grado y a las familias les cuesta mucho mandar a sus hijos fuera para que sigan estudiando. Pero muy dignamente tiran hacia adelante y jamás pierden la sonrisa ni la amabilidad. Una sociedad tradicional, las mujeres apenas aparecían en escena (aunque algunas fueron entrevistadas), suelen ocuparse de la casa, la comida y los niños mientras los esposos salen a currar en el campo. Por supuesto, se juntan (sin casarse) muy jóvenes y en seguida tienen hijos. Por ejemplo, uno de ellos tiene 4 hijos con 26 años. Y claro, alucinaban con que yo tenía 33 años y aún no he procreado jeje. Pero viven bien, es una sociedad igualitaria que no discrimina por nada mientras se curre y se respete al vecino. Todos tienen sus casitas (hechas de tablones, uralitas, telas de nylon) y su parcelita para cultivar. El alcohol no se vende aquí, pero se puede tener en casa, supusimos que para evitar desmadres y excesos y que la gente no se pelee y vayan a currar.
En fin, una gran experiencia que me ha permitido conocer un poco más el estado y su realidad. Las próximas semanas se dedicarán al montaje, y cuando esté colgado os lo pasaré para que también lo veáis. Os dejo las foticos de rigor.
Besos y abrazos,
Carlos
cabalgando a Araña
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